08 Oct Los Juegos Olímpicos de Atlanta 96 en mi vida
Isabel Arroyo Sauces
Siempre he sabido que los Juegos Olímpicos son algo muy importante. Quizá sea porque fui niña en los 90 y en los recuerdos de mi infancia no podía faltar Barcelona 92. A mis ocho años, no era consciente de lo que suponía que España fuera el país anfitrión de semejante acontecimiento, pero yo veía que era algo grande que no me lo podía perder. Sin embargo, era inquieta y no podía estar todo el día sentada pegada al televisor, así que jugaba mientras de fondo escuchaba lo que estaba pasando.
Ya en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, yo tenía doce años y me era más fácil quedarme quieta viendo la televisión que con ocho. Por aquel entonces, yo tenía un súper ídolo en ciclismo: Miguel Induráin, el cual venía con la frustración de no haber podido conseguir su sexto Tour.
Entre los 11 y los 12 años, estaba obsesionada con Miguel Induráin
En cuanto al fútbol, admiraba mucho a Raúl. Hacía poco, había leído una noticia suya en una revista del corazón. ¿Hablaba de su novia? Peor todavía: había suspendido Selectividad. De pequeña, a mí me tenían metido en la cabeza que los estudios son lo primero y que hay que hacer las tareas y no ser vaga, así que aquello me impactó. Poco tiempo después, oí hablar de lo trabajador que era el entonces 7 del Real Madrid: ¿Pero cómo? ¡Si ha suspendido Selectividad, será porque no estudia! Entonces, mi padre me dijo: «Que no estudie no significa que sea vago». ¿Cómo? Descolocación total en mi mentalidad infantil. Con el tiempo lo entendí y ahora pienso que en el diccionario de sinónimos y antónimos, para definir el antónimo de la palabra vago deberían poner una foto de Raúl.
Nuevos ídolos
De pequeña no tenía ni idea de deporte, pero no por eso dejaba de estar dispuesta a aprender de todo. Se me daba bien eso de analizar lo que decían los comentaristas y luego sacar mis propias conclusiones, aunque algunas no llegaba a entenderlas bien. Por ejemplo, la gimnasia rítmica solo era femenina. Eso era comprensible porque las niñas somos mucho más flexibles que los niños. Sin embargo… ¿qué tiene el waterpolo para que solo haya de hombres? Nada, pero la modalidad femenina se incorporó en el programa oficial después de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96.
Durante los Juegos Olímpicos de Atlanta 96 no entendía por qué solo había modalidad masculina en waterpolo
Hablando de waterpolo, me encantaba el equipo español. Me encantaba verlo ganar e intuí que eran tan buenos que hasta podían ganar el oro. Qué bonito recuerdo. Tenis, vela… y cómo no, ciclismo. Yo no sabía que los Juegos Olímpicos de Atlanta 96 eran los primeros donde competían corredores profesionales, así que para mí, el oro de Induráin y la plata de Abraham Olano me quitaron la espina del frustrado sexto Tour.
Mención especial para las Niñas de Oro. Siempre me ha gustado la gimnasia rítmica, pero en Primaria tuve una maestra que me ponía muchos deberes y nunca supe compaginar los estudios con esta actividad extraescolar. Después del verano de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, pasaría a la ESO y cambiaría de maestra, así que decidí apuntarme a gimnasia rítmica y me volví más deportista que nunca. Lástima que un año después, me mudaría de Badajoz a mi pueblo y allí no había, así que tuve que abandonarla muy a mi pesar. Me considero una gimnasta frustrada.
Si volviera a nacer, no haría tantos deberes de pequeña y disfrutaría de la gimnasia rítmica en la edad que corresponde
Siempre estudiando con la esperanza de que dicho esfuerzo sería recompensado en el futuro y luego… ejem, ejem. Las tareas me han robado un tiempo precioso de mi vida y después, jamás se me ha dado la ocasión de tener que dividir por cinco cifras, ni siquiera con la calculadora. Si volviera a nacer, no haría tantos deberes de pequeña y disfrutaría de la gimnasia rítmica en la edad que corresponde. Siento ser cruel al decir esto, pero siento que me han tomado el pelo.
20 años después de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96
En 2016, se celebró el vigésimo aniversario de Atlanta 96. Fue entonces cuando organizaron en Badajoz un homenaje a las Niñas de Oro. Hacía tiempo que ya me había ido de la capital pacense, pero aquello fue la excusa perfecta para volver y, de paso, reencontrarme con mis amigas del colegio, con las cuales aún conservo la amistad intacta.
El homenaje en Badajoz a las Niñas de Oro fue la viva imagen de que hubo un antes y un después de Atlanta 96 en mi vida
Al homenaje fui con una amiga que anteriormente me había sacado la entrada para ir con ella. Fue en el Palacio de Congresos y no solo estuvieron las campeonas olímpicas, sino también, entrenadoras, coreógrafas y gimnastas muy importantes en la gimnasia rítmica española. Ellas pudieron revivir el podio al son del himno de Atlanta 96, es decir, la canción Reach, de Gloria Stefan. Mientras tanto, a mí se me saltaron las lágrimas de emoción. No se me olvida que gracias a esos Juegos Olímpicos y gracias a esas gimnastas, hoy día soy periodista deportiva y, a pesar de todos los palos que llevo dados, todavía no he perdido la ilusión.
Y no, después de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, no dije: «Quiero ser periodista deportiva«. Sin embargo, sabía que yo quería formar parte del olimpismo. Quería ser testigo de todas las hazañas del equipo español y además, conocer a mis ídolos. Esto último sí que se ha hecho realidad con varios deportistas y periodistas. Cada día lucho por esto y sigo diciendo lo mismo: el día que pueda cubrir unos Juegos Olímpicos, podré morirme tranquila.
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