26 Ene Caster Semenya: el dopaje no dopaje
Limitar el número de testosterona en el pasaporte biológico supone una anomalía para la atleta sudafricana
Isabel Arroyo Sauces
La competición está dividida por sexos. El deporte reconoce que la naturaleza masculina y la naturaleza femenina son distintas, por tanto, hombres y mujeres deben competir en igualdad de condiciones. ¿Basta con nacer con pene o vagina? En el caso de las féminas, estas deben pasar por un reconocimiento biológico que acredite que realmente son mujeres.
No basta con tener vagina: las atletas tienen que pasar por un reconocimiento biológico que acredite que realmente son mujeres
Sin embargo, hay mujeres que, por naturaleza, presentan en su cuerpo más testosterona que la media femenina. ¿Qué ocurre en estos casos? Pues que se lo pregunten a Caster Semenya, la mediofondista sudafricana que siempre ha competido limpia pero que, por un tema hormonal marcado desde el nacimiento, pasará a la historia por más debates que palmarés.
Caster Semenya y sus triunfos en los 800 metros
Caster Semenya es una atleta especializada en 800 metros. Su nombre empezó a sonar para el público general cuando en el Mundial de Berlín 2009, la sudafricana se hizo con el oro en su prueba con una marca de 1:55,45 frente al 1:57,90 de la keniata Janeth Jepkosgei, que se tuvo que conformar con la plata.
Caster Semenya ganó el Mundial de Berlín 2009 sacando más de dos segundos de ventaja a la segunda
En los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Caster Semenya se vio privada de subir al escalón más alto del podio ya que la adelantó la rusa María Savinova. Sin embargo, cinco años después desposeyeron de la medalla de oro a Savinova por su implicación con el dopaje de su país, de tal modo que Semenya se proclamó campeona olímpica oficial. Ya en Río 2016, sí que cruzó la línea de meta en primer lugar y fue la protagonista absoluta del podio, siendo además la primera mujer sudafricana de la historia en conseguir un oro olímpico en pruebas de pista. En teoría, estos son los méritos por los que se debería conocer a una atleta campeona que jamás se ha dopado. Sin embargo, Caster Semenya lleva consigo un lastre que no ha elegido.
La intersexualidad de Caster Semenya
Todavía hay quien se pregunta qué significa la última letra de las siglas LGTBI. La I hace referencia a la intersexualidad, que no es otra cosa que la presencia de órganos sexuales masculinos y femeninos tanto internos como externos de forma variable en una misma persona.
Los intersexuales son aquellos seres humanos que presentan en su cuerpo órganos masculinos y femeninos de forma variable
En el caso de Caster Semenya, sí que tiene vagina, pero presenta una anomalía cromosómica que le hace que carezca de útero y ovarios y en su lugar, tenga testículos internos. De esta manera, la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF por sus siglas en inglés) calificó a Caster Semenya como ‘atleta hermafrodita‘.
La hormona de la discrodia
La investigación acerca del sexo de Semenya llegó por las quejas de sus rivales en el Mundial de Berlín 2009, donde afirmaban que la sudafricana es, en realidad, un hombre. La cuestión es que el problema no era que tuviese testículos internos funcionales, sino que estos generan una cantidad de testosterona tres veces mayor que en una mujer normal: ¿Juega entonces la sudafricana con ventaja frente a las demás atletas? La solución era medicarse para rebajar testosterona. Caster Semenya aceptó y dejó de brillar en las carreras.
El cuerpo de Caster Semenya genera tres veces más testosterona que el de una mujer normal
Tras este tema hubo revuelo, pero en julio de 2010, la IAAF aceptó de acuerdo con la comisión médica que Caster Semenya podía seguir compitiendo como mujer sin problemas sin medicación y sin que se le retirasen sus títulos logrados anteriormente. La mediofondista sudafricana respondió con lo que mejor sabía hacer: ganando más medallas.
Reducir la testosterona que el cuerpo genera de forma natural: ¿Dopaje o no dopaje?
Cuando el problema parecía estar zanjado, la polémica surgió de nuevo. Y es que en 2018, la IAAF cambió de criterio: a partir de ahora, las atletas que superaran los niveles medios de testosterona no podrían competir como mujeres en las carreras de medio fondo. El límite se fijó en cinco nanomoles por litro durante seis meses (la media en féminas ronde entre 0’7 y 2’8 nanomoles, mientras que en hombres suele oscilar entre 6,9 y 34,7). ¿Qué solución proponía la IAAF para Caster Semenya? Seguir un tratamiento hormonal para rebajar la testosterona.
A partir de 2018, si Caster Semenya quería competir, debería seguir un tratamiento hormonal para rebajar la testosterona. Para la atleta sudafricana, eso es obligarla a doparse
Para el Tribunal de Arbitraje Deportivo, «tal discriminación es un medio necesario, razonable y proporcionado para lograr los objetivos de la IAAF de preservar la integridad del atletismo femenino«. Para Caster Semenya, esto debería ser ilegal. «Solo quiero correr con naturalidad, como nací. No es justo que me digan que tengo que cambiar. No es justo que la gente cuestione quién soy», llegó a afirmar. Esta vez, se negó a medicarse. Hacerlo sería modificar su naturaleza: ¿Acaso eso no es dopaje? ¿O quizá sea el dopaje no dopaje? Mientras tanto, Semenya está experimentando en otras pruebas fuera del medio fondo, donde su intersexualidad no resulta un problema para la IAAF. El debate continúa abierto y, cómo no, hay opiniones para todos los gustos.
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