12 Mar Recuerdos del Vicente Calderón: cuando la vida era vida
Isabel Arroyo Sauces
No hace falta decir que Alrededor del estadio lo tengo parado. El motivo está bien claro: Se trata de un blog en el que narro crónicas acerca de todo lo que acontece en los bares aledaños a los campos de fútbol en días de partido. Este blog es un espacio donde reinan las aglomeraciones, pero como ahora las aglomeraciones están prohibidas, los partidos se juegan a puerta cerrada, los aforos están limitados y hay toque de queda, tengo poco interesante que contar. Para no dejarlo morir (o mejor dicho, muerto de risa), quise darle una vuelta de tuerca y, por ejemplo, pensé en narrar desde las peñas. Sin embargo, otra vez el confinamiento perimetral y el toque de queda volvieron a chafar mis planes.
Un estadio con suerte
Supongo que en estos tiempos de pandemia, el que más y el que menos se pondrá nostálgico frecuentemente. Es cierto que en el pasado pasamos momentos personales, académicos o profesionales muy duros, pero ahora pensamos: «¿Y qué más da todo eso, si por lo menos entrábamos y salíamos cuando nos daba la gana sin miedo y sin mascarilla?» Yo cada día extraño más la vida que teníamos de 2019 para atrás.
El Vicente Calderón tuvo la suerte de cerrar sus puertas antes de que la pandemia se las cerrara al público
Es entonces cuando me pongo a pensar en el Vicente Calderón. El antiguo feudo rojiblanco tuvo 50 años de vida y yo solo lo pude ver el último. Yo no soy del Atlético de Madrid, pero igual me dio pena por el cierre del estadio. Aún así, lo pienso y creo que el Vicente Calderón es un estadio con suerte, pues cerró sus puertas antes de que la pandemia se las cerrara al público. Allí se gritó, se cantó, se lloró. Allí nunca faltó la interacción partido-público de lo que toda la vida hemos entendido por fútbol. Después, el Wanda Metropolitano recibió a los aficionados con los brazos abiertos, pero llegó el virus y se vio obligado a cerrar sus puertas al igual que el resto de los estadios del mundo. El Vicente Calderón tuvo la suerte de no llegar a ver nunca esa desgracia.
Recuerdos del Vicente Calderón
La verdad es que pensar en el Vicente Calderón me trae buenos recuerdos. Y es que en 2016, me fui a la capital de España con una mano delante y otra detrás para cumplir mi particular sueño madrileño, que no era otro que encontrar trabajo como periodista deportiva y tener cerca a los ídolos del deporte. El chasco que me llevé fue tremendo, pero aún así, recuerdo con cariño lo ingenua que era en aquel entonces. Total, me fui a Madrid consciente de que solo iba a aprender a base de palos y estaba dispuesta a ello…
Tanto dentro como en las pedanías del Vicente Calderón me lo he pasado como los enanos
Recuerdo haber ido a un Atlético de Madrid-Granada y ver a Fernando Torres marcar gol. Esa crónica no aparece en este blog porque ese partido fue antes de que creara Alrededor del estadio. De lo que sí escribí fue del partido de Copa 2016/17 entre el Atleti y el Barcelona. Recuerdo haber visto marcar a Messi un golazo y, a pesar de ser anticulé, me impresionó mucho y me sentí privilegiada por haberlo podido ver. También se me viene a la mente André Gomes, un jugador procedente del Valencia muy guapo pero más malo que un dolor. Siempre he pensado que ese chaval se debería haber dedicado a anunciar calzoncillos.
Recuerdo mi ingenuidad de la primera vez que fui al bar que había enfrente del Vicente Calderón donde pensaba que podría ver el fútbol igual que en el bar de mi pueblo. Ingenua de mí: menuda se armaría ahí si dejaran sillas y vasos de cristal. Me acostumbré a ver los partidos de pie entre gente aplaudiendo y he de decir que, por afinidad, me he sentido mejor acompañando a los hinchas del bar de enfrente del Bernabéu. No obstante, enfrente del Calderón también me lo he pasado muy bien. Son cosas que echo de menos.
Echo de menos ver los partidos de pie entre gente aplaudiendo en los bares aledaños de los estadios
En aquel tiempo, el fútbol femenino estaba en auge y yo pude trabajar como reportera para la extinta Córner-Rítmica contando las crónicas de los dos partidos que el Atleti Femenino pudo disputar en el Vicente Calderón: uno contra el Barça y otro, contra el Athletic de Bilbao. Dos experiencias muy distintas.
En el partido contra el Barcelona, me sentía la reina del mambo. Y es que por primera vez, había conseguido una acreditación para un partido de fútbol e iba a pisar el césped del Vicente Caderón. No tuve reparos en arrancar un poco de hierba y guardarla en la funda de mi cámara para luego enseñársela a unos conocidos de mi pueblo aficionados al Atleti. Frikismo puro, lo sé.
La primera vez que pisé el césped del Vicente Calderón, arranqué un poco de hierba para luego enseñársela a la gente de mi pueblo
Para el del Athletic de Bilbao, me levanté con el pie izquierdo. Me puse un pantalón que me quedaba grande y durante el partido, se me iba cayendo. La pandemia me ha hecho ver las cosas de otra manera y ahora pienso: «Pero Isa, ¿qué más da los problemas que tuvieras entonces o tu bajo estado de ánimo? ¿No te das cuenta de que el que te queden los pantalones grandes es uno de tus sueños pornográficos desde el confinamiento hasta ahora? ¿De verdad se te caían los pantalones y estabas triste?» No era el tema de la ropa, simplemente me pilló decaída. Lo peor de todo es que iba a ir a la rueda de prensa post-partido y me perdí en el interior del estadio. No lloré por vergüenza.
Ya nada queda del Vicente Calderón
No recuerdo si era enero o febrero de 2020, pero el caso es que dando un paseo por Madrid Río, me encontré el estadio en plena demolición. Atrás quedaban mis aventuras, mis fotos, la gente que conocí durante los partidos, la gente que tanto lloró después del último partido del Atlético de Madrid en la que fue su casa.
Cuando la vida vuelva a ser normal, solo quedará el recuerdo del Vicente Calderón
Aquella fue la última vez que pasé por allí. La próxima vez que vaya será cuando la vida vuelva a ser normal. Será entonces cuando la urbanización que quieren hacer ya sea una realidad y solo quede del Vicente Calderón un bonito recuerdo. Un recuerdo que no solo los colchoneros extrañan ya que este estadio nos recuerda que la vida todavía era vida. El Vicente Calderón ya no lo podemos recuperar, pero la vida de siempre sí. No perdamos la esperanza.
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