18 Ene Caso Djokovic: ¿Merece la pena perder así el prestigio?
Isabel Arroyo Sauces
Novak Djokovic, número uno del mundo en la ATP. Ese simpático tenista que se divertía haciendo imitaciones y su nombre figura entre los grandes de esta época junto a Rafa Nadal o Roger Federer. Muchos no saben situar Serbia en el mapa e ignoran qué idioma se habla allí, pero sí que saben que es el país de Djokovic ya que este se ha convertido en su mayor embajador.
No hay día en el que el caso Djokovic no sea noticia de seguimiento en todos los medios de comunicación
Por otra parte, dicen los expertos que el mejor método para frenar la expansión del coronavirus es la vacuna. ¿Dónde está el problema? Que el bicho no entiende ni de ricos ni de pobres, ni de famosos ni de gente a pie de calle. Las pandemias se frenan con la inmunidad de rebaño, sí. Parece fácil, pero no lo es cuando se trata de poner de acuerdo a toda la población mundial sin excepciones. Es aquí cuando comienza el caso Djokovic, pues el tenista sigue sin vacunarse.
O todos moros o todos cristianos
¿Qué ocurre con el caso Djokovic? El tenista contaba con exención médica más PCR negativa para entrar a Australia. Los follones vinieron después ya que el gobierno australiano exige certificado de vacunación a todos los extranjeros que pisen suelo australiano y Novak Djokovic no lo tenía, así que lo detuvo. Luego se descubrió que el deportista mintió al rellenar los papeles, pues sí que había tenido covid y había estado previamente en Marbella. Evidentemente, este hecho le hizo perder credibilidad.
Novak Djokovic entró en Australia con exención médica y PCR negativa, pero mintió al rellenar los papeles
Desde luego, Novak Djokovic no se puede quejar de que en su país no lo hayan apoyado, pues toda Serbia se ha echado en contra del gobierno australiano alegando que su tenista siempre ha respetado las leyes y se ha comportado con deportividad. Por otra parte, los llamados «negacionistas» también lo han apoyado argumentando que cada uno es libre de hacer con su vida y con su cuerpo lo que quiera, que la vacuna es voluntaria y que nadie puede obligarte a pincharte si no quieres y mucho menos, discriminarte por ello. Sin embargo, tanto el gobierno australiano como los ciudadanos que se han vacunado y han cumplido con el protocolo anticovid dicen lo mismo: O todos moros o todos cristianos. En este caso, no se puede hacer una excepción contigo porque seas Novak Djokovic.
¿Vale la pena todo esto?
Los deportistas son un ejemplo para los niños, un espejo donde mirarse. Sin embargo, todos somos humanos y ellos también tienen derecho a equivocarse. El problema es que la imagen que dan los personajes públicos (sobre todo, los atletas de élite) es una responsabilidad tremenda, por no hablar de lo que supone pasar de ángel a demonio en décimas de segundo.
Estoy segura de que el caso Djokovic le va a costar más de un patrocinador al tenista
El caso Djokovic no va a salir gratis ni mucho menos. Yo voy a seguir pensando que Novak Djokovic es un gran tenista al igual que sigo pensando que Miguel Bosé es un gran cantante independientemente de que esté de acuerdo con ellos o no (que no lo estoy, que quede claro). No obstante, el daño ya está hecho y ha sido el serbio quien se lo ha hecho a sí mismo. Estoy segura de que esto le va a costar más de un patrocinador al tenista, aparte de unos cuantos boicots. Todavía le queda la posibilidad de vacunarse, aunque no sé yo hasta qué punto le valdrá la vacuna para limpiar su imagen. Es por eso por lo que hago esta reflexión: ¿Merece la pena perder el prestigio así de esta manera?
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