23 Ago Sydney McLaughin: el récord del mundo en 400 vallas
La atleta estadounidense ha bajado el récord a 50,37 segundos
Isabel Arroyo Sauces
Usain Bolt: Getty Images.
Desde que Usain Bolt apareciera en la escena olímpica, allá por Pekín 2008, Jamaica se convirtió en la dueña y señora del atletismo. Sin embargo, todo lo que sube baja y en París 2024 ha tomado el relevo Estados Unidos.
Estados Unidos ha tomado el relevo a Jamaica en el atletismo olímpico
Los estadounidenses se han traído de París solamente en atletismo 34 medallas: 14 de oro, 11 de plata y 9 de bronce. Entre tantos nombres que habría que destacar se encuentra Sydney McLaughin, campeona olímpica en el relevo 4×400 femenino y en 400 vallas, donde ha batido un nuevo récord del mundo: 50,37 segundos.
La trayectoria olímpica de Sydney McLaughin
Sydney McLaughin al descubrir que es récord del mundo: YouTube.
Sydney McLaughin es velocista de 400 metros. Sus dos especialidades son el 400 vallas y el relevo 4×400. La primera participación olímpica de la norteamericana fue en Río 2016, donde se quedó sin medalla en todas las pruebas en las que participó. Por aquel entonces, aún era una adolescente y le quedaba mucho que aprender. Lo mejor estaba por venir.
Sydney McLaughin cuenta con cuatro medallas olímpicas y las cuatro son de oro
En su segunda participación en unos Juegos Olímpicos, Tokio 2020, le fue mejor, pues ganó dos oros: uno en cada una de sus especialidades. Además, batió el récord del mundo que ya llevaba su nombre (51,90), pero le duró dos meses. En la cita olímpica corrió los 400 vallas en 51,4. Ya en París 2024, repitió los mismos metales más un extra, ya que los 400 vallas los corrió por debajo de los 51 segundos, concretamente, 50,37.
Una reina con corona
Cada atleta que se proclamaba campeón olímpico dentro del Stade de France lo anunciaba a las gradas y al mundo entero tocando una campana. Sydney McLaughin no iba a ser menos, pero para el recuerdo quedará una anécdota. Y es que desde las gradas, le ofrecieron una corona. La velocista no dudó en ponérsela y tocar la campana con ella. Así lanzaba un mensaje: He aquí la reina.
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