Mireia, el ejemplo de la fama

Hoy es 11 de agosto, pero pongamos que sea 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer Trabajadora. En los colegios, los maestros pretenden concienciar a sus alumnos de la igualdad de género, así como lo hacen los medios de comunicación con su audiencia. Ese día, todos quieren dar a entender que la sociedad está cambiando, pero a la hora de la verdad (especialmente en el mundo de la televisión), pocos predican con el ejemplo. Es demasiado habitual ver que en la mayoría de programas televisivos, los hombres muestran a los espectadores su profesionalidad mientras que el punto fuerte de las mujeres es su belleza: ¿Esa es la lección que realmente queremos darle a nuestras hijas? Afortunadamente, en estos tiempos que corren, también existen más casos de éxito y fama que pueden servir mejor como ejemplo tanto a las niñas como a la sociedad en general.

Mireia Belmonte es famosa. A estas alturas, tanto en la tele como en los anuncios como en los periódicos no necesita presentación. La gente de a pie de calle sabe quién es e incluso le pone cara. Mireia Belmonte es famosa. ¿Por qué? Porque con su esfuerzo, ella misma se lo ha ganado a pulso.

Hace cuatro años, el deporte español vivió en los Juegos Olímpicos de Londres un hecho que marcaría un antes y un después en su historia. Y es que por primera vez, la mujeres mandaban en el medallero: de 17 preseas, 11 fueron femeninas y 6, masculinas (a este palmarés debería añadirse el oro que Lidia Valentín debió ganar en su prueba de halterofilia ya que las atletas que subieron al podio dieron todas positivo en las pruebas antidopaje). La primera de todas fue a parar a manos de Mireia Belmonte. Podría ser una anécdota o quizá que el destino sea caprichoso. O tal vez porque la nadadora se lo merecía. La cuestión es que Mireia se convirtió en la viva imagen de la revolución que está viviendo el deporte femenino español.

En Río 2016, se ha vuelto a repetir historia: Mireia Belmonte ha vuelto a estrenar el medallero español y no contenta con ello, también ha conseguido la primera presea de oro (en Londres 2012 la logró la regatista sevillana Marina Alabau). Todavía quedan muchos días de competición y lo normal es que caigan muchos más metales, pero sea como fuere, Mireia ha vuelto a hacer historia. Además, hay que recordar que con su oro en 200 mariposa, la delegación española sube por primera vez en unos Juegos Olímpicos a lo más alto del podio en natación en categoría femenina (en la masculina ya lo hizo Martín López-Zubero en Barcelona 92).

¿Alguien se sigue preguntando por qué Mireia Belmonte es famosa? ¿Alguien se sigue preguntando por qué la quieren las marcas? ¿Alguien se sigue preguntando por qué es actualmente la referencia número uno de la natación española? Muy sencillo: porque ella misma se lo ha ganado. Mireia lleva toda la vida la vida nadando y ha sido una mezcla de su esfuerzo y su talento lo que la ha catapultado a la fama. Y sí, es muy guapa, pero la nadadora del UCAM Murcia sí que es un ejemplo de que el físico es lo que menos importa: con cuatro medallas olímpicas es su historial, se puede permitir el lujo de ser guapa, ser fea o como quiera que sea.

Señores maestros, la próxima vez que celebren el Día de la Mujer Trabajadora, pongan a Mireia Belmonte como ejemplo. Porque el reconocimiento se gana con trabajo, porque una mujer es capaz de demostrar que el éxito no llega solo con una cara bonita, porque alguna vez llegará ese día en el que la igualdad de género en la práctica pase a ser una realidad en vez de una utopía y artículos como este no sean necesarios para concienciar a la sociedad. Mientras tanto, que nadie olvide el nombre de ese ídolo femenino: la famosa Mireia Belmonte.

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