20 Sep Lo que habla Fancy Bears y lo que esconde Rusia
Rusia, sospechosa de un presunto dopaje de Estado. Debido a las conclusiones de una investigación, el Comité Olímpico Internacional decidió vetar a gran parte del equipo ruso de cara a la participación en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Cierto es que pagaron justos por pecadores, como siempre. Por ejemplo, la pertiguista Yelena Isinbayeva juró y perjuró que ella es una deportista limpia, que jamás ha consumido ninguna sustancia prohibida y que así lo mostraban todas las pruebas antidopaje. Luchó contra viento y marea para que le retirasen el veto y así poder sumar su cuarta medalla olímpica y quién sabe si nuevo récord del mundo. Sin embargo, todo intento fue en balde y lo único que pudo conseguir fue mantener sus máximos registros vigentes ya que la saltadora que obtuvo el oro en su modalidad, la griega Ekaterini Stefanidi, quedó muy lejos del 5’06 de Isinbayeva. Otros deportistas rusos sí reconocieron haber estado involucrados en una trama de dopaje, pero ante el veto en los Juegos de Río, ahora Rusia quiere demostrar que el deporte mundial está lleno de tramposos aunque sea de un modo mucho más sucio que las propias sustancias prohibidas.
Así surge Fancy Bears, un movimiento a favor del deporte limpio. Sus cabecillas están tan implicados en su lucha contra los tramposos que están dispuestos a cometer un delito ellos mismos para poner en evidencia el delito de los demás. De esta manera, Fancy Bears ha hackeado los informes de la Agencia Mundial Antidopaje y han señalado, entre otros tantos, a deportistas de élite como la gimnasta estadounidense Simone Biles, los ciclistas británicos Bradley Wiggings y Chris Froome, las hermanas Williams, Mireia Belmonte y el último en entrar en esta lista negra: Rafa Nadal.
Que no cunda el pánico, no existe hasta el momento ninguna evidencia de que estos atletas se hayan dopado alguna vez. Lo que ocurre es que los deportistas también pasan controles médicos y sufren trastornos como cualquier otro hijo de vecino. La medicación puede ser temporal o permanente, pero en muchos casos, completamente necesaria para la salud del deportista. Eso lo sabe el Comité Olímpico Internacional y cuando el tratamiento no supone ningún beneficio extra en el rendimiento del deportista, este obtiene para tomarlo la máxima autorización.
Hace unas semanas, Biles reconoció que padece TDAH y necesita medicarse para tratarlo. Por otra parte, Fancy Bears hizo saltar las alarmas con Mireia Belmonte aprovechando que en los momentos previos a Londres 2012, la nadadora española reconoció ser asmática y alérgica al cloro. En el caso de Rafa Nadal, los hackers han filtrado el tratamiento que recibió el mallorquín en 2009 y 2012 para tratarse su rodilla. El tenista, que siempre ha defendido que no tiene nada que esconder, ha declarado: «Cuando pides permiso para tomar algo por motivos terapéuticos y te lo dan, ya no estás tomando nada prohibido. No es noticia, no se tiene que hacer demagogia». Precisamente en esas fechas, nadie puede decir que Rafa Nadal tuviera precisamente su mejor estado de forma, pues en 2009 fue eliminado en Roland Garrós antes de llegar a la final y perdió el número 1 del mundo y en 2012 tuvo que renunciar a ser el abanderado de España en los Juegos Olímpicos de Londres.
En la Agencia Mundial Antidopaje no son tontos y saben perfectamente quién tiene permiso para tomar ciertas medicinas y si estas están prohibidas o no. A ninguno de sus miembros se le ha ocurrido apuntar con el dedo a Nadal o a Biles, sino que sus sospechas y a pesar de que Moscú lo niegue, se dirigen hacia «ataques cibernéticos procedentes de Rusia que socavan gravemente el trabajo que se está llevando a cabo para reconstruir un programa antidopaje compatible allí».
A pesar de que existió la posibilidad de vetar al toda la delegación rusa por completo para los Juegos de Río, muchos de ellos pudieron competir sin problemas. Al no existir pruebas oficiales que acusen a estos deportistas por dopaje, no será CR quien lo haga. Sin embargo, se han dado ciertas circunstancias en estos últimos Juegos Olímpicos que Rusia calla, pero que a los aficionados no se les ha pasado por alto.
El caso más claro se dio en la final de gimnasia rítmica por conjuntos. Teniendo en cuenta que Rusia nos tiene acostumbrados a la exquisitez en este deporte, lo cierto es que el ejercicio de cintas de las rusas dejó mucho que desear y tuvo sus fallos. Además, dos de las cinco gimnastas llevaban el maillot desabrochado y eso está penado según el código. Después, el ejercicio mixto lo hizo perfecto, sin necesidad de poner ningún pero, sin necesidad de tener que cambiarles ni un punto ni una coma. Fue un ejercicio de remontada y oro, literalmente. Por su parte, España hizo una actuación perfecta tanto en cintas como en mazas y aros y se tuvo que conformar con la plata. Italia también dio lo mejor de sí sin haber tenido ningún fallo y quedó en cuarta posición. Cierto es que Rusia hizo un ejercicio mixto espectacular, pero teniendo en cuenta los fallos de las cintas… Si eso en vez de a Rusia le hubiera ocurrido a cualquier otro país, ¿habría ganado este de igual forma el oro? Lo más probable es que ni siquiera hubiera subido al podio.
Dicho pronto y mal, a las gimnastas rusas no se les puede acusar de haber tomado sustancias prohibidas, pero sí de ser las niñas bonitas de los jueces. En natación sincronizada ocurre algo similar. Los expertos dicen que Rusia sigue dominando, pero no tanto como antes. China se está acercando a ellas a pasos agigantados, pero ante la duda… ¿Qué más tuvieron que hacer las nadadoras del Gigante Asiático para poderles plantar cara? La natación sincronizada es un deporte muy subjetivo, así que es muy difícil poder sacar unas conclusiones claras. Volviendo a la gimnasia rítmica, en categoría individual, la gran favorita por excelencia, Yana Kudryavtseva, falló el ejercicio de mazas cediendo de esta manera la medalla de oro a su compatriota, Margarita Mamun. A esta última no hay que reprocharle nada, pues cada ejercicio que realizaba lo convertía en una delicia para los sentidos. Sin embargo, hay una duda que queda en el aire: si Mamun no fuera rusa, ¿habría subido de igual forma al escalón más alto del podio o quizá hubieran puntuado más alto a Kudryatseva para que esta ganase el oro? Eso nunca lo sabremos.
La Agencia Mundial Antidopaje sospecha de que el Gobierno de Rusia está detrás de todo el entramado de Fancy Bears, mas a día de hoy, solamente son sospechas. En los deportes artísticos, al igual que en el fútbol, no importa que el árbitro se equivoque: el resultado oficial es el resultado oficial y punto. Aún así, lo que la oficialidad no puede impedir es que la opinión pública saque sus propias conclusiones, por lo que, aunque no sea a través de pruebas verídicas, los ciudadanos de a pie de calle pueden descubrir por sí solos lo que dice Fancy Bears, pero también, lo que calla Rusia.
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