23 Nov Atlético de Madrid-Real Madrid: El derbi en el que descubrí que el mundo es un pañuelo
Antes que nada, quisiera daros la bienvenida a Alrededor del Estadio. Este blog va a estar compuesto por las crónicas que yo viva en primera persona de lo que pase en los alrededores de los estadios antes, durante y después de los partidos que se disputen dentro. De anticipo anuncio que la mayoría de esos estadios van a ser de Madrid, pero no por la simpatía que yo sienta hacia ningún equipo, sino más que nada, porque estoy viviendo en esta ciudad y tengo poco dinero para desplazarme a otros lugares (Ojalá Córner-Rítmica tenga mucho éxito en un futuro próximo y dentro de poco no pueda decir lo mismo).
Para estrenar esta bitácora, he querido inaugurarla con un partido muy especial: Atlético de Madrid-Real Madrid. Es especial no solo por tratarse del mayor duelo entre los eternos rivales de la capital de España: este será el último derbi que se disputará en el Vicente Calderón. No me lo podía perder.
Que no se asuste tu madre
Todos los derbis son considerados por la policía como partidos de alto riesgo. ¿Eso quiere decir que te estás jugando la vida si se te ocurre pasar por allí? Nunca está de más andar con cuidado, pero tampoco es algo para alarmarse. Las familias que no tienen tradición de estadios ignora la situación real y solo conoce lo que dicen en los telediarios. Y claro, no es noticia que todos convivan contentos en paz y armonía, pero sí que lo son las peleas y los follones y cuando hay algo así y aunque se dé en muy raras ocasiones, los medios de comunicación muchas veces te hacen creer que el fútbol solo consiste en peleas entre hinchas radicales. No, no tiene por qué, así que si le dices a tu madre que vas a pasar cerca de un estadio donde se va a jugar un partido, que no se preocupe más de lo necesario, que tu vida no corre peligro.
En caso del Vicente Calderón, este está situado en muy buena zona: Madrid Río. Para quien no lo conozca, se trata de un parque grandísimo y precioso que solo con sentir el agua del Manzanares correr por su caudal, te hace olvidarte de tus problemas y reducir notablemente el estrés tan grande que supone el vivir en la capital.
El partido comienza a las nueve menos cuarto de la noche. Son las siete de la tarde y ya hay gente camino del estadio. Los hay de todas las edades: más jóvenes, más viejos y las familias que quieren inculcarle a sus hijos la pasión por el Atlético de Madrid desde pequeños. Por allí hay un vendedor ambulante con bufandas a 5 euros que me pide cambio ya que por falta de suelto ha perdido ya a un par de clientes. No me quiere decir su nombre, pero me cuenta que allí está cada vez que hay un partido y que cuando más vende es cuando hay derbis o encuentros de Champions.
Camino tranquila por el parque buscando ambiente y lo encuentro en el botellón. Todos son atléticos y me dicen que los madridistas llegarán más tarde y por la puerta más lejana de donde nos encontramos. Son gente amable que accede a que los fotografíe y a que les pregunte por el resultado. 2-0, 3-0, 7-0 el más valiente… Ninguno piensa que va a ganar el Real Madrid y mucho menos, que Ronaldo se marque un hat-trick, ya que este está pasando por una sequía goleadora que dura más de la cuenta. Me preguntan si soy granadina. Esto me hace mucha gracia. Y es que cada vez que abro la boca en Madrid, prácticamente aciertan todos con mi comunidad autónoma, pero hasta la fecha, ninguno ha acertado con la provincia. Es que como ellos no están acostumbrados a escuchar hablas andaluzas, les suena todo igual. Como es lógico, también me preguntan dónde va a salir, así que espero que se acuerden de que esta web se llama Córner-Rítmica y que publica todos los martes y todos los viernes. Vamos a ganar audiencia. Estos mismos aficionados atléticos me recomiendan que vaya a ver el espectáculo de las bengalas, que es muy vistoso y me va a quedar muy bien para las fotografías. Que conste que yo intenté acercarme para poderlo mostrar en esta entrada, pero allí no se podía ni respirar. Sintiéndolo mucho, me quedé sin verlo, pero antes que nada está mi integridad.
Los que se ganan la vida por allí
Alrededor del estadio hay puestos de bufandas y banderas donde elegir. Estas no solo son del Atlético de Madrid puramente hablando, sino también de los ídolos colchoneros como Luis Aragonés, el ‘Cholo’ Simeone, Fernando Torres o Koke Resurrección. No faltan tampoco las que contienen mensajes hacia el eterno rival tipo Mi mamá me hizo guapa, lista y antimadridista o Antimadridista hasta la muerte. Uno de los tenderos se hace el valiente y expone en su puesto gorras del Real Madrid por si pasa por allí algún aficionado del equipo visitante. Como todo periodista en tiempos de crisis, me atrevo a preguntar por las ventas a ver si llego a alguna conclusión, pero al contrario, me encuentro con respuestas de todos los colores: Hay quien vende más durante los derbis que en el resto de partidos, quien apenas nota la diferencia e incluso quien vende menos. Aparte de los puestos, también andan por allí los Muñecos del Sol vestidos de Súper Mario y Mickey Mouse con las camisetas del Atleti. Con ellos, la gente se hace fotos y les paga la voluntad. Me cuentan que así se ganan la vida y que también actúan en todo tipo de fiestas. Se dejan retratar y me dan su teléfono. A cambio, yo les hablo de esta página web (cada uno se da publicidad como buenamente puede, ¿no?).
La peor cara del ambiente
La imagen lo dice todo. Y es que después de que la gente se haya pasado horas bebiendo, la calle termina hecha un asco: botellas de ron, cartones de vino, latas de cerveza, cajetillas de tabaco… Suerte que los servicios de limpieza son bastante rápidos, pero aún así, toda la porquería tirada en la calle después de un botellón da muy mala impresión del lugar. Tampoco dicen nada bueno los carteles que incitan el odio al rival por muy eterno rival que este sea. No sé, pero esa mañana venía de cubrir el acto de presentación del libro de Almudena Cid, donde la gimnasta insistía a todas las niñas que querían ser como ella en el respeto que hay que tenerle siempre al adversario… Por Dios, vale que las rivalidades dan vidilla al fútbol, pero creo que tampoco hay que pasarse. El fútbol debería aprender mucho de la gimnasia rítmica o al menos, poner en práctica los valores con los que su marketing se compromete.
La resurrección de Cristiano
Con esto que voy a contar, más de uno me llamará ‘cateta’, pero no os voy a engañar: aunque estoy más que acostumbrada a irme a los bares a ver el fútbol, nunca lo había hecho en ninguno que estuviera cerca de ningún estadio en pleno partido, así que yo pretendía ver el derbi sentadita en mi taburete comiéndome un buen bocadillo de calamares y cuál fue mi sorpresa al comprobar que ni un solo bar de la zona tenía mesas ni sillas. Le pregunté al camarero el por qué y este me contestó que la policía lo tenía prohibido para evitar disturbios. A decir verdad, tiene mucha lógica, pero como era la primera vez que iba así, nunca me había parado a pensarlo y no caí.
Pues bien, me quedé en la puerta viendo el partido por la ventana. Estaba lleno de colchoneros que no paraban de insultar al Real Madrid, a Cristiano Ronaldo y a Zidane. Lo que más me llamó la atención fue que el animador principal estaba de espaldas al televisor, por lo que no podía ver cómo lo estaba haciendo cada equipo. Mejor para él, porque en el terreno de juego estaban ocurriendo cosas no demasiado agradables para sus ojos. Y es que Cristiano, ese portugués que llevaba tantísimo tiempo apagado, en ese momento estaba inspirado. Además, marcó un gol de falta, de esos que llevaba un siglo sin marcar.
Lo mejor de la noche
Llega el descanso y decido entrar al bar para ir al servicio. Mientras recorro ese camino, descubro una cara conocida, algo demasiado inusual en una ciudad tan grande como Madrid: era Carmen, mi vecina del pueblo (que para que lo sepáis, se llama Santaella y está en la provincia de Córdoba), que estaba con su tía Rocío y con su amiga Jennifer. ¡El mundo es un pañuelo! Ahí que me quedé con ellas y Rocío confesó a los muchachos del bar que yo no soy atlética. Madre mía, qué miedo. Teniendo en cuenta que allí no había más que colchoneros muy pero que muy antimadridistas… Pero no pasó nada. Además, no era la única intrusa que había allí ni tampoco la más valiente. A ver, yo iba en calidad de periodista y como tal, debo ir vestida de forma neutral y guardarme mis fanatismos para adentro (que se puede. Con los años se aprende), pero Jennifer no tenía la necesidad de ocultar sus colores y allí que sacó su bufanda del Real Madrid y empezó a fotografiarse con ella. Mientras tanto, Rocío no hacía más que decirme que me haga del Atleti, que a mí me pega ser del Atleti. Afortunadamente para ella, a mí el Atlético de Madrid nunca ha sido un equipo que me haya caído mal e incluso me he alegrado por él cuando ha ganado la Liga o la Europa League. No, para nada soy antiatlética.
Conclusiones finales del partido
Los cánticos de fiesta fueron cesando conforme el Real Madrid se iba acercando a la portería. Como en la mayoría de partidos, siempre tiene que haber una polémica y esta vez no iba a ser menos: ¿Fue penalti o no? Para la mayoría de los del bar no lo fue, pero de todos modos, reconocían que el Atlético estaba jugando bastante flojo como para merecerse la victoria. Luego llegó el tercero de Ronaldo y todos se preguntaban lo mismo: ¿Por qué tuvo que resucitar el portugués precisamente en ese momento, en ese partido? En fin, el fútbol es así. Como os podréis imaginar, solamente dos personas salieron contentas del bar. Aún así, los colchoneros son muy fieles a su equipo, salieron por las puertas cantando el himno del Atleti. Vamos, que allí había dos neerlandeses que ni papa de español, pero los cánticos colchoneros seguro que se los aprendieron de memoria. La próxima cita en el Vicente Calderón es de Champions. Allí estaremos.
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