27 Ago Vigorexia: el lado más oscuro del deporte
Demasiadas horas en el gimnasio obsesionado con el músculo afecta tanto a la salud mental como a la vida social
Isabel Arroyo Sauces
Una de los propósitos tanto para la nueva temporada como para el año nuevo es apuntarse al gimnasio. Y es que hacer deporte trae consigo un sinfín de beneficios: mejora la salud, ayuda a la organización, libera endorfinas que le hacen al individuo sentirse más feliz, le hace conocer gente nueva y relacionarse con los demás, con la constancia consigue tener mejor cuerpo y quererse aún más… Sin embargo, este último aspecto puede llegar a ser perjudicial si la mente llega a tergiversar esos pensamientos.
Quererse a uno mismo no está reñido con cuidarse, sino con no aceptarse
Quererse a uno mismo no está reñido con cuidarse, pero la aceptación es fundamental. El cuerpo es el que es y no está menos sano por no cumplir con los cánones. Si uno no se acepta tal y como es y se obsesiona con el culto al cuerpo, la mente puede jugar malas pasadas en forma de trastornos, como la vigorexia. Es entonces cuando el deporte se utiliza con fines que no traen nada bueno.
¿Qué es la vigorexia?
La vigorexia es un trastorno donde hay un desorden emocional en el cual hay una gran obsesión por alcanzar un cuerpo lo más musculado posible. Es por eso por lo que los vigoréxicos pasan gran cantidad de horas en el gimnasio completando, sobre todo, ejercicios de musculación a la vez que siguen una dieta completamente estricta. Evidentemente, tantas horas de trabajo dan su fruto, pero quien padece esta enfermedad tiene los pensamientos tan distorsionados respecto al tema que se mira al espejo y ve a una persona flacucha y sin masa muscular.
A pesar de estar petadas, las personas con vigorexia se miran al espejo y ven una figura delgaducha y sin masa muscular
De cada 100 personas vigoréxicas en el mundo, 80 son hombres y 20, mujeres. La vigorexia o dismorfia muscular (esta última es la denominación científica) lleva al paciente a aislarse de su grupo social, a crearse muchos complejos, a la ingesta de sustancias anabolizantes ilegales e incluso, a trastornos por depresión y ansiedad e ideas de suicidio. En la actualidad, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales incluye esta patología dentro de los trastornos obsesivos-compulsivos.
Vigorexia vs. anorexia
En 1993, la vigorexia fue denominada por los doctores Katz, Hudson y Pope como complejo de Adonis o anorexia inversa. Y es que mientras las personas anoréxicas sobrevaloran la delgadez y, por muy delgadas que estén, se miran al espejo y se ven gordas, con las vigoréxicas ocurre justamente lo contrario: desprecian la delgadez amorfa y sobrevaloran un cuerpo inmensamente musculado.
Los actuales cánones de belleza están relacionados con que el mayor porcentaje de vigorexia se dé en hombres y el de anorexia, en mujeres
El mayor porcentaje de vigorexia se da en hombres y el de anorexia, en mujeres. Esto está relacionado con los actuales cánones de belleza, pues el prototipo de hombre ideal es aquel que va al gimnasio y muestra en su cuerpo tableta de chocolate y bíceps bien marcados. En cuanto a los ideales femeninos, a pesar de que las Kardashian han puesto las curvas de moda en los últimos años, la delgadez sigue estando íntimamente relacionada con la belleza.
Vigorexia vs. ortorexia
La ortorexia es un trastorno de la conducta alimentaria mucho menos conocido que la anorexia y la bulimia, pero no por ello menos frecuente. Esta patología es la consecuencia de la obsesión por comer sano de tal manera que los enfermos pillan la manía de contar las calorías en todo momento, dejan de comer todo tipo de alimentos que los consideren insanos, evitan comer en restaurantes… Como consecuencia, acaban teniendo una dieta muy pobre y pueden llegar a padecer varias enfermedades por falta de nutrientes. En tiempos donde está tan de moda la vida sana, la ortorexia está mucho más a la orden del día de lo que parece.
En tiempos donde está tan de moda el estilo de vida saludable, la ortorexia está mucho más a la orden del día de lo que parece
Si algo tiene en común la vigorexia con la ortorexia es la obsesión por la dieta estricta y por contar calorías. Los vigoréxicos siguen la dieta a rajatabla y, al igual que ocurre con los ortoréxicos, esto acaba por condicionar las relaciones sociales. Además, las personas con vigorexia tienden a consumir esteroides anabolizantes de forma abusiva con el fin de aumentar su masa muscular. Es la cara fea del deporte y de la vida saludable, pero hay que recordar que todo está en la mente. Eso es precisamente lo más difícil de llevar.
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