17 Sep Primoz Roglic, el campeón de la Vuelta a España que cambió la nieve por las dos ruedas
Roglič dejó los deportes de invierno y acaba de conquistar un país lleno de sol
Isabel Arroyo Sauces
Hay quien descubre su vocación desde muy temprana edad, pero otros necesitan más tiempo y mientras tanto, van experimentando hasta dar con lo que verdaderamente les llena. Por ejemplo, Yelena Isinbayeva empezó practicando gimnasia artística, pero era demasiado alta para un deporte de bajitos y lo cambió al salto con pértiga, donde su récord de 5’06 metros en 2009 continúa vigente. Ona Carbonell también comenzó haciendo gimnasia, en su caso, rítmica. Le gustaba y tenía cualidades, pero la cambió por la natación sincronizada ya que, desde muy pequeña, el agua era lo que más le gustaba en el mundo.
Hay deportistas que pasan de una disciplina a otra que, aunque sea distinta, sí que tiene algunas similitudes con la anterior, pero otros apuestan por un cambio radical. Es el caso del ganador de la Vuelta a España este año, el esloveno Primoz Roglic, que cambió la nieve por el asfalto, los esquíes por la bicicleta. Roglic abandonó el frío de la alta montaña en invierno y ya sobre las dos ruedas, conquistó la Piel de Toro en su carrera grande. Esta es su historia:
La falta de respeto le pasó factura
En el pueblo donde nació Primoz Roglic, Kisovec, es habitual que los niños hagan sus pinitos en los deportes de invierno, de ahí que el esloveno se decantara por los saltos de esquí. Era bueno en esa modalidad, de hecho, llegó a ser campeón del Mundo júnior por equipos en 2007. Sin embargo, un accidente cambió su rumbo: en 2008, sufre una caída que le provoca una fractura en la nariz, otras más en las costillas y contusiones cerebrales. Según Roglic, su gran error fue no haber visto nunca el peligro. “Era joven y no tenía ni el respeto ni el temor necesarios. En ese instante pensaba que podía con todo, después aprendes que debes tener respeto. No lo tuve y fue un error por mi parte”, reconoce. A pesar del accidente, continuó con esta disciplina, pero viendo que no había recuperado todo su nivel, decidió cambiar los saltos de esquí por el ciclismo.
Su camino hasta conquistar la Piel de Toro
Dicen que el triunfo final está formado por pequeñas victorias. En el caso de las grandes vueltas, las pequeñas victorias son cada carrera que hacen que el maillot de líder lo lleve aquel que mejor tiempo consiga a nivel general.
Antes de ganar su primera gran vuelta, Primoz Roglic saboreó en otras carreras la victoria de etapa. Así ocurrió en el Giro 2016, donde el eslovaco se hizo con la novena etapa, una contrarreloj de algo más de 40 kilómetros.
Un año después, saborearía las mieles del éxito en el Tour de Francia, donde ganó Serre-Chevalier desafiando además, al mismísimo Alberto Contador. También en 2017, Roglic ganó la medalla de plata en la contrarreloj del Mundial.
En 2018, el eslovaco apretó las tuercas en la carrera gala. Ganó en Laruns e incluso estuvo a punto de subir al podio final, pero una gran contrarreloj de Frome lo pasó al cuarto puesto.
Justo antes de la Vuelta a España, adquirió protagonismo en el Giro de Italia con victoria en la etapa prólogo, en la contrarreloj de montaña y el tercer escalón del podio. Sin duda, el Giro le sirvió a Roglic como una antesala a lo que posteriormente iba a suceder en la gran carrera española.
Una Vuelta seria
Después de la tormenta siempre llega la calma y después del estrés, la relajación. En una entrevista para el diario Marca, Roglic confiesa que la tensión que llevaba dentro hasta cruzar la línea de meta en Madrid no le ha permitido ni sonreírse en toda la carrera.
Ocho años después de haber cambiado los esquíes por la bicicleta, Primoz Roglic saborea su primera vuelta de tres semanas. No ha sido fácil. Tenía que competir con veteranos del Movistar como Alejandro Valverde o Nairo Quintana y con jóvenes que tienen muchas ganas de comerse el mundo, como Miguel Ángel López o Tadej Podacar. Además, Roglic también ha tenido que pasar una serie de contratiempos, como la caída en Toledo. Sin embargo, dicen las madres que, una vez tienen a su bebé recién nacido en brazos, se olvidan de todos los dolores del parto y de las molestias del embarazo. En el caso de Primoz Roglic, por fin tiene su primera «hija» en el tintero vestida del rojo de España. Ya no importan ni las caídas ni los demás contratiempos. Ahora es tiempo de sonreír.
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