02 Jun ¿Por qué la Madonna del Ghisallo es la patrona de los ciclistas?
Papa Pío XII: «Los campeones ciclistas son el contacto entre el triunfo profano y la afirmación de lo sagrado»
Isabel Arroyo Sauces
En más de un artículo, Ravelo ha demostrado que deporte y religión tienen muchos más aspectos en común de lo que parece. A veces, ciertos ejercicios tienen su origen en la Biblia mientras que en otras ocasiones, un santo se hace patrón de una disciplina deportiva gracias a un hecho curioso.
Deporte y religión tienen muchos más aspectos en común de lo que parece
Para caso curioso, el de la Madonna del Ghisallo, patrona de los ciclistas. Esta Virgen cuya casa es una iglesia que lleva su mismo nombre situada en la localidad italiana de Magrelio viene representada en un altar agarrando una bicicleta y a diario recibe la visita de aficionados de la bicicleta que acuden a su capilla a venerarla y también a visitar el museo ciclista que hay dentro del santuario.
Por qué la Madonna del Ghisallo es la patrona de los ciclistas
Las carreteras de ahora son diferentes a como estaban antaño. En 1919, la organización del Giro de Lombardía introdujo la ascención hasta la iglesia de la Madonna del Ghisallo para endurecer el recorrido. Por aquellos tiempos, ese camino estaba sin asfaltar y era muy empinado para recorrer con las pesadas bicicletas de la época. La subida consta de nueve kilómetros con tramos durísimos y un descanso largo en mitad de la ascensión.
La ascensión hasta la iglesia de la Madonna del Ghisallo se introdujo en 1919 en el Giro de Lombardía para endurecer el recorrido
A partir de entonces, los ciclistas pusieron como tradición el subir a la iglesia para rezarle a la Virgen y dejarle como ofrenda un maillot, un trofeo o cualquier objeto relacionado con su deporte favorito. En un domingo de romería del 17 de agosto de 1947, fueron tantos los corredores que subieron a venerar a la Virgen que al rector se le ocurrió proponerle al Papa Pío XII que declarase a la Madonna del Ghisallo patrona de los ciclistas.
En una romería de 1947, fueron tantos los corredores que subieron a venerar a la Virgen que el rector le propuso al Papa Pío XII que declarase a la Madonna del Ghisallo patrona de los ciclistas
Al Papa le gustó la idea. Tanto fue así que un año después, encendió una antorcha de bronce y se la entregó a Gino Bartalli, campeón del Tour de Francia (1938 y 1948) y del Giro de Italia (1936, 1937 y 1947). La antorcha fue transportada en coche hasta Milán, donde varios ciclistas se repartieron para llevarla hasta el santuario de la Madonna de Ghisallo en relevos como si del fuego olímpico se tratase. Entre los corredores que la portaron se encontraban Gaenato Belloni, Constante Girardengo, Alfredo Binda, Gino Bartali y Fausto Coppi. Para el Papa Pío XII, «los campeones ciclistas son el contacto entre el triunfo profano y la afirmación de lo sagrado».
El museo del ciclismo dentro de la iglesia
Tal y como puede verse en la foto, en el interior de la iglesia se encuentra la Madonna del Ghisallo en su capilla y enfrente de ella, toda clase de ofrendas ciclistas. Muchas de estas ofrendas pertenecen a aficionados anónimos que, en algún momento, han ido a visitar a la Virgen y a su santuario como lugar de peregrinaje. Sin embargo, aquí también hay grandes tesoros que en su día fueron propiedad de corredores de leyenda.
En el museo del ciclismo de la iglesia de la patrona de los ciclistas hay grandes tesoros que en su día fueron propiedad de corredores de leyenda
Junto antes de entrar dentro, los bustos de Coppi y Bartali son los encargados de darle la bienvenida a los peregrinos. Ya en el interior, se encuentran reliquias como la bicicleta de Alfonsina Strada o la de Eddy Merckx y los maillots de Miguel Induráin o Marco Pantani entre otros.
Los bustos de Coppi y Bartali son los encargados de darles la bienvenida a los peregrinos
Ser ciclista profesional no es nada fácil. Para ello, hay que prepararse desde muy joven y no todo el mundo está preparado para correr una vuelta de tres semanas. Las caídas y las lesiones son el pan nuestro de cada día y nadie está a salvo de sufrirlas. Por otra parte, está la tentación del dopaje, sustancias prohibidas que te pueden dar un minuto de gloria y toda una vida de mala reputación, por no hablar de consecuencias peores relacionadas con la salud. Por suerte, aquellos que sean creyentes saben que cuentan con la protección de una patrona que vive en Italia. Porque el ciclismo es un deporte tan hermoso que roza la divinidad.
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