30 Dic Ortega, Walz, Toro y Bruno: Gracias
Lo mejor de 2016. Parte 3
Una de las cosas que se me clavaron en el alma de por vida con la generación dorada de la selección española fue el poder del fútbol para arrancar de una vez por todas el complejo de inferioridad que padecía España desde hacía tantísimo tiempo. Y es que antes de que la Roja ganase la Eurocopa 2008, a cualquiera que dijera a viva voz que se sentía orgulloso de ser español, la gente lo miraba como si fuera un facha, pero una vez en la cima del fútbol continental, lo normal era ver las banderas de España colgadas en los balcones y a los viandantes vestidos de rojo y amarillo. Lástima que todo lo que sube baja y una vez la selección perdió la corona mundialista, volvieron a renacer los complejos del pasado. Para colmo de males, surgieron personajillos como Willy Toledo, Nacho Duato o Fernando Trueba, entre otros tantos, que exclamaron a viva voz que no se sentían españoles. Ciertos políticos también incitaron al antiespañolismo y llegó un momento en el que parecía que aquellos que estamos orgullosos de ser españoles y que amamos España teníamos que ir al cura a confesarnos por pensar así. Pero bueno, ¿tan valioso es en realidad este país? ¿Qué motivos existen para querer a España? ¿Acaso hay algo bueno en esta nación? Eso no me lo preguntéis a mí: mejor, preguntadle a alguien que haya nacido en el extranjero.
Orlando Ortega: Agradecido a Dios y a España
Uno de los deportes en los que España llevaba tiempo sin subirse al podio en unos Juegos Olímpicos era el atletismo. Suerte que Orlando Ortega obtuvo la nacionalidad española por carta de naturaleza y pudo competir en Río bajo bandera rojigualda. El joven atleta quería devolverle a España todo lo que esta patria le había dado a él y esa deuda lo llevó a conseguir la medalla de plata en los 110 metros vallas.
Orlando es un chico muy religioso que frecuentemente está dando gracias a Dios por todo lo que tiene. Del mismo modo, jamás se olvida de su familia, la cual siempre lo ha estado apoyando y del país que le brindó la oportunidad de volver a competir, es decir, España. Dicen que es de bien nacidos ser agradecidos. Orlando Ortega, sin duda, lo es.
Marcus Cooper Walz: el mallorquín más rubio y más fuerte
Una de las medallas sorpresa que ha habido en Río es la que consiguió el piragüista Marcus Cooper Walz debido a que se clasificó para los Juegos en el preolímpico por los pelos y su objetivo principal era adquirir experiencia de cara a Tokio.
La cuestión es que cuando nos dimos cuenta de que teníamos una nueva medalla de oro, nos pusimos como locos. ¿Y quién será el muchacho que la ha ganado? Se llama Marcus y es rubio y robusto, como los europeos del norte. Sí, pero… ¿España no está en el sur? Bueno, será un extranjero nacionalizado. Efectivamente, pero este extranjero nacionalizado lleva viviendo en España (concretamente en Mallorca) desde que tenía tres meses de vida. Vamos, que está criado como tú y como yo. Como cualquier miembro del #TeamEsp que se sube a un podio olímpico para escuchar el himno español en honor a su hazaña, este mallorquín de adopción no dudó en afirmar que es un verdadero placer luchar por España. El placer es nuestro, campeón.
Cristian Toro: Cuando soñar no cuesta dinero
Cuando yo era pequeña (y ahora también), me gustaba el famoseo más que a un tonto un lápiz. Para mí, lo más de lo más era poder conocer a alguno de mis ídolos, como Miguel Induráin o Nuria Cabanillas. Y sí, más de uno, más de dos y más de tres me dijeron en su momento que estaba loca, que lo que yo tenía en la cabeza jamás se iba a cumplir. No sé si en algún momento de su vida, Cristian Toro ha tenido que escuchar algo similar, pero en caso de ser así, este año le habrá podido dar en todo lo alto de la cresta a esa gente.
Resulta que de adolescente, Toro admiraba a Saúl Craviotto y tenía claro que de mayor quería ser como él: policía y piragüista. Pues bien, tras mucho esfuerzo por conseguir sus metas, el joven palista se proclama campeón olímpico con su ídolo como compañero de viaje. Llamadme ñoña, pero solo con saber lo que hay detrás de esta historia, me emociono yo también al ver la foto de la izquierda.
Para quien no lo sepa, Cristian Toro nació en Venezuela, pero su madre es española. Y sí, sin haber nacido en España, el joven palista también llora de emoción al escuchar el himno español en su honor. De hecho, el Día de la Hispanidad subió a su perfil de Instagram besando su medalla olímpica y escribió: «Qué mejor foto para conmemorar este día que un momento único como lo fue este, un instante en el que mi sueño se estaba haciendo realidad mientras el himno nacional sonaba entre los aplausos de los que vivieron con nosotros ese inolvidable día». Palabras de un venezolano de nacimiento que lleva a España en su corazón.
Bruno Hortelano: Sobran las palabras
Bruno Hortelano suena a nombre muy español, por lo tanto, se hace raro pensar que este muchacho ha nacido en Australia. Es como cuando la gente me oye hablar con acento andaluz y luego se entera de que he nacido en Cuenca. Al igual que me pasó a mí, Bruno nació fuera de su tierra por cuestiones del trabajo de sus padres. Estos se dedican a la biología molecular. Sí, son ese tipo de científicos que se tienen que marchar al extranjero porque aquí en España no se invierte en estas disciplinas. Por su parte, Hortelano estudia Ingeniería Biomédica en Nueva York. Vamos, que esta familia conoce mundo y sabe lo que es vivir en países más desarrollados que el nuestro. Sin embargo y a pesar de todo, Bruno Hortelano lleva por bandera la tierra de sus raíces.
Pues sí, lo mismo que me pareció bonito ver cómo la gente mostraba su orgullo español por las calles cuando la Roja ganó Eurocopas y Mundial, también me parece precioso que deportistas que han nacido fuera de nuestras fronteras sepan ver de España lo que los nacidos dentro del territorio nacional jamás seremos capaces de ver (salvo que nos vayamos a vivir al extranjero). Y es que ante el sentimiento de personas como Orlando Ortega, Marcus Walz, Cristian Toro o Bruno Hortelano solo hace falta decir una cosa: Que aprendan los acomplejados.
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