
23 May Málaga-Real Madrid: La Liga en Cibeles
Es la primera vez que la crónica de Alrededor del estadio no ocurre exactamente alrededor de ningún estadio. Quiero narrar lo que sucedió antes, durante y después del Málaga-Real Madrid, pero en ese momento no estaba cerca de La Rosaleda. Tampoco hacía falta, pues tratándose del partido decisivo de la Liga, donde había que estar era alrededor de la Cibeles. También he de aclarar una cosilla antes de seguir: lo sé, las fotos que voy a mostrar a continuación son demasiado cutres, sí, pero todo tiene una explicación. Y es que el año pasado, fui a Cibeles a celebrar la Undécima y me quitaron el móvil. Pasé un mal rato, pero dentro de lo malo, tuve que dar gracias de que por lo menos no me quitaran la cámara, que es mucho más cara. Esta vez no iba a salir sin móvil, evidentemente, pero me negaba a llevarme nada de más valor y como mi móvil es baratillo, hace las fotos de una calidad cuestionable, pero es lo que hay.
Madridistas de todas partes
Antes de ir a los alrededores de Cibeles, había estado en los del Vicente Calderón. No sé, pero las dos ocasiones me parecían lo suficientemente relevantes como para ir a cubrirlas y como los dos partidos no eran a la misma hora, me vino de perlas. El problema era el tiempo, que aquí en Madrid, el día tendría que tener 32 horas en vez de 24. Digo esto porque apenas pude ver nada en los alrededores de Cibeles mucho antes del partido ya que llegué bastante ajustada. Lo que sí puedo decir es que había gente por todas partes y en los bares no cabía ni un alma. Aún así, entré en el primero que vi y allí que me quedé de pie. Como siempre, me puse a comentar lo que me estaba pareciendo el partido y una muchacha me sacó que era cordobesa. Bien, la primera vez que alguien en Madrid acierta con mi provincia a la primera. Luego me dijo que ella era de Jaén, así que esta no vale (me refiero a que los madrileños me escuchan hablar y me sacan andaluza, pero se piensan que soy sevillana, gaditana, granadina… Es algo que me hace gracia). Por allí también había un chaval que decía ser gallego, del Madrid y trabajaba en Barcelona. Lo tenía todo, decíamos los demás. Estaba conectado por What’s App con su madre y con su abuela, que desde Galicia estaban emocionadas con todo lo que ocurría en La Rosaleda.
Goles de Ronaldo, Benzema… y del Eibar
Dos minutos tardó Cristiano Ronaldo en hacer que el bar retumbara en saltos. Su gol fue bonito, pero no más que el pase que le metió Isco, nombre que no dejamos de corear. Después vino el gol del Eibar. Alguien lo comentó por allí, pero el resto pensábamos que estaba de coña. Finalmente, también lo dijeron en televisión y el bar estallaba en aplausos como si el gol hubiera sido del propio Real Madrid. Por su parte, Benzema tuvo el segundo gol en sus pies en más de una ocasión, pero hubo que esperar hasta el minuto 55 para que este se hiciera realidad. El gallego insistía en que estaba solo sin portero. Vamos, que muy simpatizante del francés no parecía. El Eibar volvió a marcar y otra vez que lo volvió a celebrar el bar donde yo estaba. Y es que pensar que el Barça iba a perder en el Camp Nou en la última jornada y en la despedida de Luis Enrique era demasiado morboso para los madridistas. No fue así, pues los azulgrana acabaron remontando con un resultado final de 4-2. De todas maneras, eso ya no le importaba a nadie en el bar ya que el Real Madrid se acababa de proclamar campeón de Liga, concretamente la número 33. Todos los madridistas de todas partes lo celebramos fundidos en un abrazo conjunto.
Te como con papas fritas
Hay que ver que la única foto decente que me ha salido de ese día ha sido de este sándwich con patatas que me comí en el bar y esto no tiene nada que ver con el Real Madrid. ¿O sí? Llevo un tiempo diciendo por las redes sociales (@Isabel_Arroyo en Twitter e @isa.284 en Instagram) cada vez que Isco se luce en el terreno de juego que me lo voy a comer con papas fritas, así que voy a aprovechar la fotografía para hablar del malagueño. A ver, Isco es un jugador que me lleva gustando desde que militaba en el Málaga y cuando el Madrid se fijó en él, pensé que había sido todo un acierto. Es más, cuando Carlo Ancelotti tomó las riendas de un equipo que no jugaba a nada (eso, antes de la Décima), Isco tiraba del carro y a pesar de no ser imprescindible para el italiano, cada vez que hacía falta, él tiraba del carro de la mejor manera posible. El año pasado no fue su año, pero ni el suyo ni el de nadie. Aún así, yo confiaba en él y me alegré un montón de su decisión de quedarse en el Madrid. En estos últimos partidos me ha demostrado que no estaba equivocada y qué queréis que os diga: si yo fuera Florentino Pérez, antes de vender a Isco, vendía mi apellido. Este chico va a ser un grande.
El éxtasis estalla en Cibeles
No todos los fans del Madrid tienen por qué ser humanos: CR.
La fiesta, cómo no, acabó en Cibeles y con ella, la euforia. Sinceramente, me gustaría explicar con palabras todo lo que viví allí, pero eso es algo que hay que vivirlo y es bastante difícil expresarlo, pero vamos al lío. Resulta que cuando quería ser periodista deportiva y no vivía en Madrid, cada vez que el Real Madrid celebraba un triunfo en Cibeles, yo lloraba porque quería estar ahí, así que ahora que tengo la oportunidad de vivir todo esto en primera persona, soy yo misma la que me autoprohibo perdérmelo. En esos momentos, solo tienes ganas de cantar, bailar y gritar como si no hubiera un mañana y te da exactamente igual quién te esté viendo y quién no. Te amarras la bufanda a la cabeza y eres la persona más feliz del mundo. ¿Que hay cámaras alrededor? Da igual, a compartir las alegrías con ellas (después comprobé que no me habían sacado en las noticias, así que mejor). La verdad es que tengo que reconocer que en 33 años que tengo de vida, no recuerdo un día que me lo haya pasado tan bien como el domingo. Solo por eso hay que luchar por la Champions. Ojalá sea así. Nos vemos el día 3.
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