
30 Ago Lágrimas por una medalla: la realidad del deportista que nadie quiere leer
Tania Lamarca desvela en primera persona el abandono del deportista de élite por parte de las federaciones después de la retirada
Isabel Arroyo Sauces

Portada del libro «Lágrimas por una medalla», de Tania Lamarca y Cristina Gallo: Booket.
Título del libro: Lágrimas por una medalla. Un conmovedor testimonio sobre la lucha para alcanzar un sueño.
Autoras: Tania Lamarca y Cristina Gallo.
Género: Biografía, literatura deportiva, no ficción.
Editorial: Temas de hoy.
Fecha de publicación: 2008.
Uno de los mayores hitos del deporte español se produjo en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, los primeros en acoger los conjuntos de gimnasia rítmica como disciplina olímpica. El primer equipo en la historia que se subió a lo más alto del podio fue España y para el recuerdo queda la imagen de una de las gimnastas llorando de emoción en el podio mientras sonaba el himno. Esa gimnasta se llama Tania Lamarca Celada, tenía entonces 16 años y detrás de esas lágrimas se escondía una adolescencia llena de sacrificios, como el vivir lejos de sus padres, verse obligada a dejar los estudios en segundo plano, terminar el entrenamiento diario a las doce de la noche o pasar todos los días por la báscula. El momento del podio fue irrepetible, pero después de una retirada forzosa por no poder alcanzar los 41 kilos con 17 años, Tania tuvo que pasar por el mal trago de tener que vivir una vuelta a la vida real para la cual nadie la había preparado y comprobar el poco valor que tiene una medalla de oro olímpica para los mandamás del deporte. Suerte que por su vida pasó la periodista Cristina Gallo, la cual la ayudó a que se hiciera justicia y, cómo no, a darle voz en este libro.
Sus autoras: Tania Lamarca y Cristina Gallo

Cristina Gallo y Tania Lamarca: Jorge París.
Tania Lamarca (Vitoria, 1980) fue una de la Niñas de Oro que subió a lo más alto del podio en Atlanta 96 junto con Estela Giménez, Marta Baldó, Estíbaliz Martínez, Lorena Guréndez y Nuria Cabanillas. Empezó a practicar gimnasia rítmica a los cinco años en su ciudad natal y en 1995 pasó a formar parte del conjunto nacional. Al principio era suplente, pero una serie de fallos de Maider Esparza en el torneo de Karlsruhe que le costaron a España el podio la llevaron a la titularidad. En su palmarés figuran medallas de todos los metales tanto a nivel europeo como mundial. En 1997, la entonces entrenadora nacional, María Fernández Ostolaza, la apartó del equipo por sobrepasar los 41 kilos que se le exigían. En la actualidad, Tania Lamarca cuenta con un campus de gimnasia rítmica que lleva su nombre, una línea de ropa llamada Fly y ejerce de coach en los clubes Rítmica Vitoria y Oskitxo, así como también participa en numerosas conferencias aportando su experiencia como deportista.
Por su parte, Cristina Gallo (Oviedo, 1965) es el claro ejemplo de que no todos los periodistas son tan malos como a veces los pintan. Su especialidad es la radio deportiva y en su currículum figuran emisoras como Antena 3 Radio, Cope u Onda Cero. En la actualidad, dirige y presenta Ganamos con ellas en la Radio del Principado de Asturias. Gallo era redactora en el programa Supergarcía cuando comprobó una irregularidad en la Federación Española de Gimnasia. Y es que esta había acordado en pagar cinco millones de pesetas a las gimnastas si volvían de Atlanta con la medalla de oro colgada al cuello, pero a pesar de que el equipo volvió de los Juegos Olímpicos con los deberes hechos, sus componentes no habían visto ese dinero, ni siquiera sabían que les pertenecía. Fue entonces cuando recomendó a las gimnastas un abogado de confianza y la Justicia se encargó de hacer todo lo demás. Así fue como fue tomando confianza con Tania Lamarca y juntas dieron forma a Lágrimas por una medalla.
El argumento de Lágrimas por una medalla

Las Niñas de Oro en el podio de Atlanta 96: Agencias.
La historia sigue una línea cronológica que va desde que Tania Lamarca recibió la primera llamada de la selección para pasar un control allí hasta el momento en el que decide contar su historia en un libro. La gimnasta es la autora de la mayor parte de la obra, pero también hay un capítulo donde es la periodista Cristina Gallo quien cuenta su propia versión.
Tania Lamarca cuenta su propia historia, cómo vivió ella misma en primera persona su paso por el conjunto nacional de gimnasia rítmica, con sus alegrías y sus sinsabores, con todo lo que había vivido en las concentraciones junto a Emilia Boneva, María Fernández Ostolaza y las demás componentes de la selección, tanto las chicas del conjunto como las individuales. ¿Qué hay de cierto en el control del peso de estas gimnastas? ¿Es verdad que las entrenadoras revisaban las habitaciones para comprobar si las chicas escondían chucherías? ¿Es verdad que, en ocasiones, llegaron a hacer una sola comida al día? ¿Es verdad que el peso que se le exigía tener a Tania para permanecer en el equipo era el de una niña tercermundista? ¿En serio que una vez se retiraron las campeonas olímpicas, si te he visto, no me acuerdo? Todas estas preguntas y más son desveladas en este libro.
Qué aporta Lágrimas por una medalla al lector

Tania Lamarca: Wikipedia.
Lágrimas por una medalla es un libro muy ligero y rápido de leer. No es necesario que el lector sea un experto en gimnasia rítmica para poder entender la historia. Al tratarse de una biografía, Tania Lamarca no se dedica a utilizar demasiados recursos literarios, sino que utiliza las palabras exactas para poder contar su verdad tal y como sucedió.
Lo que sí consigue este libro es que el lector tome conciencia de lo mucho que cuesta conseguir una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos y lo poco que se valora en la sociedad. Y es que el lector que no sepa quién es Tania Lamarca, probablemente se sienta culpable por no conocerla (evidentemente, no debe sentirse así ya que el consumidor de a pie de calle solo conoce lo que aparece constantemente en los medios de comunicación).
En los tiempos de Tania Lamarca, las federaciones no tenían en cuenta que el deportista profesional lleva toda su vida entrenando y compitiendo y a la hora de retirarse, necesita un periodo de adaptación y una orientación para saber llevar una vida de ciudadano de a pie de calle. Afortunadamente, en la actualidad, los deportistas recién retirados pueden llevar a cabo ese proceso de transición que tanta falta les hace. Además, a las gimnastas de hoy en día tampoco se les controla el peso tan estrictamente de tal manera que estas rocen la desnutrición o la anorexia. Es cierto que más de veinte años después, todavía queda mucho por mejorar en este aspecto, pero también es cierto que los deportistas de hoy tienen que dar gracias a Tania Lamarca por su valentía a la hora de escribir Lágrimas por una medalla.
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