26 Jun Fútbol todos los días
Isabel Arroyo Sauces
La pesadilla de todo el mundo este año ha sido la crisis del coronavirus; el sueño de todo futbolero, que haya fútbol todos los días. Antes de que ocurriera lo primero, lo último parecía ciencia ficción, pues tenemos que comprender que los futbolistas también son seres humanos y tienen derecho a descansar. Sin embargo, las circunstancias se han presentado como se han presentado y finalmente (como era de esperar), ha primado el dinero sobre todo lo demás.
Antes de la crisis del coronavirus, la posibilidad de que hubiese fútbol todos los días en verano parecía ciencia ficción
A lo tonto a lo tonto, empezamos por la jornada 27 a mediados de junio y ya vamos por la 32. Y sí, dentro de mis posibilidades (que son bastantes), acudo al bar para ver el partido de turno. Es por eso por lo que, después de todo este tiempo, me veo preparada para dar mi opinión acerca del hecho de que ahora haya fútbol todos los días.
Con fútbol todos los días, no todo vuelve a ser como antes
A ver, cuando a una mujer le repatea ver en televisión anuncios de compresas y tampones con logos tipo Me gusta ser mujer, no quiere decir que esté en contra de los productos de higiene femenina ni que se vaya a negar a usarlos: simplemente odia tener que pasar todos los meses sin elección de tres a siete días sangrando como un toro y doliéndole hasta las pestañas. Con la pandemia y la nueva normalidad ocurre lo mismo: no vamos a dejar de usar mascarillas ni geles hidroalcohólicos y seguiremos respetando la distancia de seguridad, pero eso no quita que no echemos de menos nuestra vida de antes.
Echar de menos nuestra vida de antes no significa que dejemos de ser prudentes con la pandemia
No es lo mismo la animación virtual que el público real. Sí que es menos triste que tener las gradas vacías, pero cada vez que veo esas pantallas con muñequitos, echo tanto de menos estar ahí dentro del estadio… Vamos, hasta echo de menos el peste a ultra borracho y sudado que desprenden las aglomeraciones que se producen en los bares aledaños. ¿Que de momento no puede haber nada de eso porque es un peligro? Totalmente de acuerdo. ¿Que lo echo de menos? También. Ambas cosas son compatibles.
Vale, es obvio que el fútbol echa mucho de menos a su público y viceversa, pero eso no es lo único que ha cambiado. Nuestros cuerpos también. ¿Quién no ha engordado durante el confinamiento por comer de más y no tener espacio en casa donde quemar las calorías? Pues imaginad yo que, para colmo de males, me he tirado todo el encierro lesionada y en la fase 0 no he podido salir a correr.
Con el fútbol todos los días, no puedes cenar fritos a diario en el bar si no quieres cargarte tu estómago
Yo tenía ganas de que volviera la Liga (a la vez que pienso que esta no ha sido la opción más sensata) y poder volver al bar a ver los partidos. No me gusta tener el fútbol en mi casa, pues aparte de ser yo la única futbolera y no vivir habitualmente en Santaella, el fútbol es la mayor excusa que tengo para salir y socializar con los demás. También echaba de menos la comida de los bares, esos caprichos que una se suele dar los fines de semana. Reconozco que la pillé con muchas ganas, pero fútbol todos los días y fritos todos los días… Señores, no me reconozco ni yo, pero de verdad que últimamente, voy al bar a ver el fútbol y me pido una ensalada mixta. Demasiado extraño, sí, pero mi estómago me lo agradece.
Los horarios
Por norma general, con el fútbol todos los días hay partidos a las siete y media de la tarde y a las diez de la noche, aunque los fines de semana también ha habido encuentros a las dos del mediodía. Muchos partidos de por la tarde tocan en el norte, que es donde se supone que hace un clima más fresco, pero el Valencia-Osasuna, el Villarreal-Sevilla o el Levante-Atlético de Madrid se han jugado a las siete y media en la Comunidad Valenciana, lugar de clima caluroso y húmedo. Y para colmo de males, los jugadores del banquillo (que ahora son las gradas vacías manteniendo siempre la distancia de seguridad), con las mascarillas de color negro. No se asfixian porque Dios no quiere.
Jugar en verano a la siete y media de la tarde es criminal. No se asfixian porque Dios no quiere
Jugar en verano a las siete y media de la tarde es criminal. Puede que en el norte sea más soportable, pero aficionados los hay en el norte y en el sur. Yo soy de Córdoba, una de las provincias que, junto con Sevilla, solo adquieren protagonismo en el telediario durante los meses de verano por el extremo calor. ¿Cómo se vive entonces el fútbol en esta zona a esas horas? Imposible ir al bar, es la hora punta del calor. Además, procuro ver, al menos, todos los partidos del Real Madrid, pero el que tiene programado el 5 de julio a las dos del mediodía en San Mamés no podré ir a verlo si no quiero freírme por el camino.
Una final triste
Hay coronavirus, hay fútbol todos los días, pero la vida sigue. Con esto me refiero a que Real Madrid y Barcelona van a continuar peleando para ganar la Liga y se alegrarán si finalmente así lo hacen. Sin embargo, será la Liga más triste de la historia. En un foro que organizó la Fundación Real Madrid en 2017, Amancio reconocía que sentía envidia sana por los jugadores de ahora, que ganan un título y lo celebran en Cibeles. «Nosotros ganábamos la Liga y nos íbamos para casa como si fuéramos los cuartos», explicó literalmente. Pues quien gane este año la Liga y la Champions, así lo hará también.
Quien gane este año la Liga o la Champions tendrá que celebrarlo en su casa, como en los tiempos de Amancio
Puede que no sea exactamente igual. Seguro que los jugadores harán su típico postureo en Instagram colgando fotos de la celebración en el vestuario o quizás sus hijos les preparen en casa una fiesta de bienvenida y felicitándolos por su hazaña. Sin embargo, la verdadera celebración reside en una fuente llena de aficionados y eso este año no va a ocurrir. Ni que yo me entere, ¿eh? No más casos de contagios en las metrópolis, que con los que ya hemos tenido es más que suficiente.
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