España sube por primera vez al podio en baloncesto dos veces en unos mismos Juegos Olímpicos

Las mujeres de Lucas Mondelo suben al segundo escalón del podio mientras que los hombres de Sergio Sariolo logran el bronce tras un igualadísimo partido frente a Australia

Isabel Arroyo Sauces

Juan Carlos Navarro: RTVE.

Hay una ÑBA que ha hecho historia y otra ÑBA a la cual le quedan muchas páginas por escribir. Con Pau Gasol y compañía empezó una época dorada del deporte español tras el triunfo de España en el Mundial 2006. Luego llegaron más medallas tanto en los Eurobasket como en los Juegos Olímpicos. Poco a poco, los años han ido pasando y los Gasol, Navarro, Felipe Reyes, Calderón y demás se encuentran en el tramo final de su carrera como internacionales, pero nada mejor que cerrar un ciclo histórico del deporte de la canasta con una nueva presea olímpica.

Mientras que en los hombres hay una generación a punto de despedirse, en las mujeres hay otra que se ha apuntado a la revolución del deporte femenino español. Tras proclamarse campeonas de Europa en 2013, al año siguiente estaban dispuestas a quitarle las penas a los aficionados españoles que se lamentaban del desastre tanto de la selección de fútbol como de la de baloncesto en sus respectivos mundiales. Alcanzaron la final en el Mundial y perdieron contra Estados Unidos, pero dejaron claro que había llegado para quedarse. Después obtuvieron billete para los Juegos Olímpicos y el objetivo era solo uno: montar el «lío en Río».

Plata histórica en baloncesto femenino

España abrió la competición en Río 2016 con una victoria ante Serbia, la cual significó un subidón de moral. La derrota llegó en el segundo partido contra Estados Unidos con un resultado más que previsible. Las mujeres de Jorge Mondelo no se vinieron abajo y ganaron el resto de partidos de la fase de grupos. Objetivo conseguido: llegar a cuartos como segundas de grupo, solo por detrás de Estados Unidos.

En cuartos esperaba Turquía y ese día, el encuentro tuvo un nombre clave: Anna Cruz. Las españolas parecían estar atascadas durante tres cuartas partes del partido. En los segundos finales, el marcador estaba igualado a 62 puntos, pero un balón milagroso de la jugadora WNBA encajó en la canasta en el último segundo, dando así la victoria a España.

Más tranquilo fue el partido de semifinales, donde las españolas vencieron a Serbia por 68-54 en un duelo donde las mujeres de Jorge Mondela demostraron ser superiores en todo momento. Objetivo cumplido: con una medalla asegurada, ya habían montado de sobra el «lío en Río».

Como era de esperar, la final se la llevaron las estadounidenses, pero a pesar de todo, a las españolas les sabe esta plata a oro y son conscientes de que han hecho historia. De hecho, Marta Xargay bromeaba: «Voy a dormir con la medalla durante varios días». Más en serio habla Alba Torrens cuando asegura que este metal sirve para seguir soñando. Porque la leyenda del baloncesto femenino español solo acaba de empezar.

Broche de oro con medalla de bronce

Cuando comenzaron los Juegos Olímpicos, todos los aficionados españoles se hacían la misma pregunta: De entre todas las medallas que consiga España, ¿habrá otra de la ÑBA? Tanto los más incrédulos como los más creyentes se llevaron las manos a la cabeza cuando la selección perdió su primer partido contra Croacia, mas cuando el segundo -esta vez frente a Brasil- también lo perdió, muchos fueron los que se quisieron meter debajo de la cama. Para arreglar la situación, los hombres de Scariolo dieron la primera victoria a España ante Nigeria, pero el juego no terminaba de convencer. Dicha mala imagen la limpiaron frente a Lituania, donde la ÑBA se impuso por 109-59 en un partido donde fueron claramente superiores. A partir de ahí, hubo que hacer muchas cuentas matemáticas para poder evitar a Estados Unidos en cuartos, pero viendo que todos los equipos afectados cumplieron, no había otra solución más que ganarle a Argentina sí o sí. El objetivo se cumplió y España pasó de ronda sin tener que cruzarse con los norteamericanos.

En cuartos esperaba Francia, pero los vecinos galos no supusieron ningún problema para los hombres de Scariolo para poder pasar a semifinales y subirse al carro de las medallas. El problema llegó precisamente en la semifinal, donde el rival fue la tan temida bestia negra: Estados Unidos. España le jugó de tú a tú, pero finalmente, ganaron los de siempre.

Quedaba la lucha por el bronce y la selección española era consciente de que se había labrado un gran camino a lo largo de su historia que no merecía finalizar con una medalla de chocolate. Aún así, Australia no lo iba a poner nada fácil y el marcador estuvo igualadísimo hasta el último momento en un partido no apto para cardíacos. El resultado final fue de 88-89, diferencia suficiente para que esta generación de grandes jugadores diga adiós a su participación olímpica con un metal más.

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