30 Dic Casillas y Del Bosque: la autodestrucción
Lo mejor de 2016. Parte 2
Bien lo sabe Dios que tanto uno como otro son mis ídolos desde hace muchos años, pero la pasión no quita el conocimiento. Y es que tras el fracaso del Mundial 2014, los más sabios fueron Xabi Alonso y Xavi Hernández, que dijeron adiós a la selección española. Ellos eran conscientes de que ya no podían rendir lo mismo que antes y pensaron que lo mejor de todo era dar paso a las nuevas generaciones y que los aficionados se quedaran con lo bueno de su paso por la Roja. En cambio, el seleccionador y el capitán de España se empeñaron en hacerle creer a la opinión pública que estaban preparados para seguir teniendo el mismo éxito de siempre cuando esta afirmación no se la creían ni ellos mismos.
Paso de meterme en las polémicas que pudiera haber dentro del vestuario porque no las conozco ni me interesan, pero la cuestión es que Del Bosque y Casillas han querido salir victoriosos cuando lo único que han hecho ha sido echarse piedras a su propio tejado. Finalmente, el Marqués ha tenido que dejar paso a otro seleccionador para evitar que el barco se hundiera más de lo que ya estaba. En cuanto a Iker, hasta la fecha no ha contado ni una sola vez para el nuevo míster, Julen Lopetegui. ¿Se puede comparar su caso con el de Raúl? No, Raúl por lo menos marcaba goles en el Madrid durante la misma temporada en la que se jugó la Eurocopa 2008 (y para el Mundial, cuando ya ejercía de suplente con Pellegrini, no iba dándose postines).
Recuerdo que en abril, tuve la suerte de cubrir para Blasting News un evento de Iker Casillas con la marca de champú de la que es embajador (no es que el acto fuera la panacea del periodismo, pero oye, para ser tan novata y tan pringada, para mí fue un privilegio) y el tema estrella de aquel momento era el dilema que se le presentaba a Del Bosque en la portería de cara a la Eurocopa 2016: ¿Iker Casillas o David De Gea? No eran pocos los periodistas que querían saber hasta cuándo iba a aguantar el ‘Santo’. Entonces, Casillas se apropió de una frase de Rafa Nadal que decía: «Mientras tenga ilusión, voy a seguir en esto». Bien, pues a pesar de que durante muchos años el portero ha compartido semejanzas con el tenista, en este caso tampoco puede haber comparación. Y es que Nadal, a pesar de no haber estado al 100% esta temporada, se ha proclamado campeón olímpico en dobles.
Otra comparación que tampoco puede ser es la de la selección española de fútbol con la selección española de baloncesto. Madre de Dios, ¡cuántas alegrías nos han dado ambas y lo orgullosos que nos hemos sentido todos de ellas! Qué pena que haya pasado el tiempo y que los jugadores no sean ya ni una sombra de lo que fueron. Porque no, porque los Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes, José Manuel Calderón y compañía también tienen los días contados como internacionales. Ya lo demostraron en los Juegos Olímpicos cuando en la fase de grupos perdieron frente Croacia y Brasil y ganaron a Nigeria pero sin convencer. Aún así, los hombres de Scariolo tiraron de orgullo para volver a subir al podio en unos Juegos Olímpicos y lo consiguieron, esta vez, ganando la medalla de bronce. En cambio, los hombres de Vicente del Bosque que en su día alcanzaron la gloria se fueron de la Eurocopa en octavos cabizbajos y dejando atrás la poca credibilidad que les quedaba. Cierto es que Casillas no jugó ningún partido y por ahí se va a librar de mi crítica, pero el Marqués sí que salió muy mal parado: ¿Tan difícil era asumir que lo que fue efectivo en su tiempo ya no servía?
Me da mucha rabia reconocer que unos tipos que siempre me han caído bien se hayan ganado a pulso el deshonroso lugar en El arroyito redondo de la mayor decepción del año. En serio, cuando quieres tanto a un ídolo, que se caiga el mito duele mucho. Suerte que la estrella mundialista que en su día se adjudicaron en la camiseta de España nadie la va a borrar de la historia. Ojalá que por lo menos, Iker Casillas sea consciente de cómo era el ‘Santo’ y de que sus propias hazañas no se merecen que la opinión pública mire con recelo a su autor. Todavía está a tiempo de hacerlo.
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